¡Lánzame un río mientras meto estas agujas en tus tetas!
Esta pelirroja gorda no tenía ni idea de lo que se inscribió, al menos a juzgar por sus lágrimas y el maquillaje manchado corriendo por su cuello. Eso por supuesto no detiene a su cruel maestro. Sólo le importa la próxima cosa dolorosa que le va a hacer.
